Rescato un artículo que escribió un
compañero de “Humanismo Científico” de nombre Mo'ámmer Al-Muháyir con fecha 6
de marzo de 2011. Creo que debido a la barbarie que en estos días el Estado
sionista de Israel está cometiendo, una vez más, contra la ya castigada
población de Gaza, sería bueno que lo leyéramos y que intentáramos utilizar el
lenguaje con corrección para expresar nuestra indignación ante esta ignominia
cainina. A estas alturas debemos seguir trabajando por la paz, por el retroceso a las "fronteras" pactadas en los "Acuerdos de Oslo", eliminación de los asentamientos y pensar de verdad en la idea de "dos pueblos para dos Estados" en definitiva."
El artículo dice así:
“Ante todo, quiero pedirles
disculpas a mis lectores. Tengo este artículo escrito hace mucho tiempo,
aproximadamente desde el 2007, y soy consciente de que la temática que trata es
desde hace muchos años de una necesidad imperiosa para todos nosotros. Afortunadamente
hoy en día hay muchos artículos similares sobre este tópico, probablemente
mejores y más completos que éste, así que lo público como un aporte tardío,
aunque todavía necesario.
A menudo he reflexionado en mis
escritos sobre la incidencia fundamental que tienen las palabras sobre el
desarrollo del pensamiento y nuestra comprensión de la realidad. La mente
resume la experiencia vivida mediante el recuerdo y la reflexión, y las
palabras, al expresar la mente y darle forma tangible, nos ayudan a su vez a
pensar, proveyéndonos la retroalimentación necesaria e imprescindible para
comprender la realidad que nos rodea. Una mera confusión semántica o
terminológica puede acarrear prejuicios morales o sesgos cognitivos, y por
consiguiente una apreciación errada de la realidad que termina traduciéndose en
la más evidente confusión, cuando no en una actitud de odio irracional.
De más está aclarar entonces que
este es a la vez, un artículo sobre un importante tópico lingüístico, y a la
vez político. O mejor dicho, es una exposición lingüística del significado de
los términos basada en su etimología, de la cual puede extraerse, sin temor a
equivocarnos, una importantísima conclusión política.
Y qué mejor enfoque que el
racional y científico a la hora de abordar y comprender temáticas políticas. He
sostenido siempre que la verdad no está sometida a votación popular porque la
única verdad es la realidad; que el conocimiento de la realidad es el dominio
de quien la investiga, y que la única opinión política válida y objetiva es la
síntesis o conclusión de un análisis histórico, completa y radicalmente libre
de nacionalismos o prejuicios raciales, como de cualquier defensa irracional e
incondicional por lo propio.
Para hablar entonces con justicia
de los judíos y evitar el racismo y los prejuicios, hay que asimilar la
diferencia entre estas cinco definiciones lingüísticas fundamentales:
1.- Judío: (Del latín Iudaeus, y
éste del hebreo yĕhūdī). Adjetivo. El judío o judía es la persona que practica
la religión conocida como Judaísmo. El Judaísmo es una religión que tuvo su
origen con la revelación divina de la Toráh sobre el monte Sinaí a un grupo de
tribus hebreas. Judío es quien profesa esta religión sin importar de qué raza
sea. El compromiso único y fundamental del judío es sólo con Dios, y ese pacto
entre el judío y Dios está contenido en la Toráh o Pentateuco. Según la Toráh y
otras escrituras sagradas del Judaísmo, los judíos fueron exiliados de
Palestina (antes Canaán) hace más de mil años por voluntad divina, en castigo
por el abandono de sus deberes religiosos para con Dios. Los judíos tienen desde
entonces mortalmente prohibido acercarse a la zona del Monte del Templo, donde
antiguamente estaba el Sanedrín o Templo en el tiempo de los Macabeos, y tanto
la Toráh como el Talmud prohíben al pueblo judío formar un Estado o un país
propio o forzar el fin del exilio. Ellos creen que su exilio terminará
pacíficamente con la venida del Mesías (P y B), en una época ideal en que todos
los pueblos del mundo se unirán en paz al servicio del Creador. Éstas son las
auténticas creencias históricas del pueblo judío, como bien lo explican las
pocas comunidades que lo representan hoy en día a lo largo y ancho del mundo, y
quien las niegue, NO ES JUDÍO.
Esto fue explicado y aclarado por
algunas de las organizaciones que verdaderamente representan la posición del
Judaísmo histórico en el mundo actual, como Satmar Hassidic y Neturei Karta
(Ver: www.nkusa.org).
Algunos años después de la
composición de este artículo, encontré una aclaración muy interesante hecha
sobre este tópico publicada por el Centro Virtual Cervantes de la Lengua
Española, que confirma el punto de vista expuesto en este artículo:
2.- Israelita: Adjetivo. Término
proveniente de la Biblia con el que se ha designado históricamente al pueblo
judío.
3.- Hebreo: Del latín Hebraeus, y
éste del hebreo ‘ibrī, y éste quizás proveniente del acadio ẖapiru[m], paria,
vagabundo, trashumante. Adjetivo. Gentilicio con el que se designa
históricamente a un pueblo nómade del desierto oriundo de Oriente Medio. Los
hebreos son una etnia, raza o pueblo, con patrones genéticos y rasgos físicos
propios y distintivos del resto de los pueblos. Se asume generalmente que la
mayoría de los hebreos son de religión judía, pero la verdad es que una gran
parte no lo son, quizás hoy en día la mayoría. Y así como hoy en día el grueso
de los musulmanes no son árabes, de la misma manera muchos judíos no son
hebreos, como también muchos hebreos no son judíos sino que son ateos,
cristianos, sionistas, comunistas, o musulmanes. Se puede ser hebreo
perfectamente sin ser judío, no practicando el Judaísmo; y se puede
naturalmente ser judío sin ser hebreo, convirtiéndose al Judaísmo y siendo de
cualquier otra raza, como en el caso de las comunidades negras de judíos en
Etiopía.
4.- Sionista: Adjetivo. Es la
persona que adhiere al movimiento político del Sionismo, un movimiento nacional
socialista hebreo originado por descendientes de judíos europeos (ashkenazíes),
que se volcaron al laicismo o apostataron del Judaísmo, cuyo objetivo
fundamental tras la caída del Tercer Reich en el siglo XX fue la colonización
forzada de Palestina para fundar allí un Estado hebreo, lo cual se llevó a cabo
mediante la represión y el asesinato, ya que Palestina nunca estuvo
deshabitada. En sus comienzos este movimiento fue seriamente resistido en el
mundo judío y los rabinos ortodoxos lo declararon "un partido o secta
hereje, apóstata, y anti-judío". Actualmente lo acusan de racista por
profesar una ideología de odio hacia los árabes, y de practicar el genocidio y
la limpieza étnica en Palestina. Los kibuts "socialistas" que tanto
se promocionaban en los años '60, '70 y '80 fueron una forma de engañar a la población,
proponiendo en sus inicios una convivencia idealista que los palestinos
lamentablemente aceptaron de buen grado, pues sintieron que realmente iba a
mejorar sus condiciones de vida. El Sionismo fue racista y supremacista desde
sus inicios. Su plataforma política implica el exterminio o desplazamiento de
los no israelíes, sean judíos o no, para lograr la creación del "Gran
Israel", que abarcaría parte de Siria y otras naciones limítrofes, como
puede advertirse en las declaraciones de sus principales líderes e ideólogos,
como Ben Gurión y Golda Meir.
El Sionismo comenzó entonces una
fuerte propaganda política entre las comunidades judías del mundo entero,
agitando el fantasma del antisemitismo y asegurando que ningún judío está
seguro fuera de Israel. Así el movimiento fue ganando adeptos entre los hebreos
y algunas comunidades judías, que fueron abandonando paulatinamente los
principios del Judaísmo y reemplazando su lealtad a Dios y a su religión
histórica por la lealtad política a un Estado.
5.- Israelí: Adjetivo. Ciudadano
habitante y leal al Estado de Israel. No debe confundirse con el gentilicio
"israelita", que suele utilizarse todavía hoy en día para designar a
los judíos.
Conclusión: Una persona puede ser
hebrea, sionista e israelí. Se puede ser incluso cristiano, chino, y sionista.
Una persona puede ser israelí, cristiana y de origen ario. Pero jamás puede ser
judía y sionista a la vez, porque los fundamentos del Judaísmo y del Sionismo
se contradicen unos a otros, como han aclarado las organizaciones judías
ortodoxas antes mencionadas, que se han dado a la misión de esclarecer la
diferencia fundamental entre Sionismo y Judaísmo:
(http://www.nkusa.org/foreign_language/spanish/UASR.cfm).
La idea de que "judío"
y "sionista" son sinónimos es una falacia que inventó el movimiento
sionista para arriar a las comunidades judías dispersas por el mundo hacia
Palestina, invitando al pueblo judío a desconocer la prohibición de Dios y sus
sabios, diciéndoles que el Judaísmo no es en realidad una religión sino una
cultura y un conjunto de tradiciones, lo cual es absolutamente falso. Engaño
éste que el mundo parece creer a pie juntillas, incluso árabes y musulmanes,
llamando judíos a los sionistas y viceversa.
Por ende, a la luz de lo
expuesto, Israel no puede ser denominado lingüísticamente como un "Estado
Judío".
La mayoría de los hebreos y
judíos por lo general tienen muchas dudas sobre todo lo relativo a Israel;
algunos están en contra y otros están a favor de su existencia como Estado,
pero son pocos los que defienden a Israel sin reservas y justifican sus
crímenes. En el caso de los sionistas, la mayoría de ellos no son ni judíos ni
de origen hebreo. Incluso como es sabido las iglesias evangélicas de América
Latina son abiertamente sionistas."
Nota: el grueso de los verdaderos
judíos ortodoxos que he consultado celebraron la aclaración de estas
definiciones y sus implicancias políticas. Aun así, es posible que algunos
judíos tengan objeciones sobre estas definiciones. Esto podrá ser debatido en
el panel de mensajes, pero básicamente, estas definiciones son lingüísticamente
correctas, tal como podrían figurar en un diccionario cuyo propósito sea
aclarar las diferencias entre estas terminologías. Para más información, les
recomiendo ver el video de mi Disertación sobre los Antecedentes Históricos de
la Creación del Estado de Israel: